Una nueva beata para la Iglesia

Hoy en la madrugada fue beatificada en Madrid la primera mujer laica del Opus Dei, Guadalupe Ortiz de Landázuri (1916-1975), doctora química e investigadora española.

Alrededor de 11.0000 personas de más de 60 países participaron en la ceremonia que fue presidida por el prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, cardenal Angelo Becciu, quien actuó como representante del Papa Francisco. Concelebraron el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el prelado del Opus Dei, Monseñor Fernando Ocáriz, y muchos cardenales, obispos y sacerdotes.

En un ambiente de gran recogimiento el cardenal Becciu leyó la fórmula solemne de beatificación en latín. Inmediatamente después fue descubierta la imagen de Guadalupe y sus reliquias fueron llevadas al altar para ser veneradas, mientras se escuchaba un largo aplauso.

La nueva beata nació en Madrid el 12 de diciembre de 1916. Estudió Química y se dedicó a la docencia y a la investigación. Vivió entre Madrid, México y Roma, donde desarrolló una gran actividad profesional y evangelizadora.

En 1944 conoció a San Josemaría Escrivá de Balaguer y sintió que Dios la llamaba a buscar la santidad a través de su trabajo en medio del mundo. Colaboró muy de cerca con el fundador del Opus Dei hasta que murió de una enfermedad al corazón en 1975.

El milagro que la llevó a los altares fue la curación instantánea de Antonio Sedano, de 76 años, quien había sido diagnosticado con un tumor maligno encima del párpado del ojo derecho.

La operación se programó de manera urgente y Antonio decidió encomendarse a Guadalupe. Repartió estampas entre sus amigos y familiares, y la noche antes de su intervención le dijo con mucha fe: “Tú puedes hacerlo, haz que yo no tenga que ser operado, eso es poca cosa para ti”.

A la mañana siguiente el tumor había desaparecido. Cuando fue a visitar a su médico éste le preguntó: “¿pero dónde le han operado?” Con una sonrisa Antonio le mostró al doctor la estampa de Guadalupe.

«A la intercesión de la beata Guadalupe encomiendo nuestro propósito de ser siempre buenos hijos de la Iglesia; y que la Prelatura del Opus Dei, como quiso san Josemaría, sirva siempre a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida. Que con la gracia de Dios, la mediación materna de Santa María, y el ejemplo de la nueva beata, sepamos descubrir cada día que nuestra vida ordinaria es lugar en que Jesucristo nos espera y ocasión de transmitir a los demás la alegría del Evangelio.» Palabras de Monseñor Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, tras la beatificación de Guadalupe.

El Papa Francisco, sin estar presente físicamente, no quiso estar ausente y envió una carta al Prelado del Opus Dei, en la que le expresa el deseo de unirse a su alegría y a su acción de gracias por el testimonio de Guadalupe.

El Papa continúa más adelante en su carta: «Animo a todos los fieles de la Prelatura, así como a todos los que participan en sus apostolados, a que aspiren siempre a esta santidad de la normalidad, que arde dentro de nuestro corazón con el fuego del amor de Cristo, y de la que tanto necesita hoy el mundo y la Iglesia.»